domingo, 1 de agosto de 2010

All that you can't leave behind...

Es el nombre de un disco de U2...
Tomé la decisión. Ahora debo dejar atrás. Pero hay tantas cosas que no puedo dejar atrás. Hay tantas cosas que no quiero dejar atrás. La nostalgia me seduce con tal vehemencia que ni siquiera me da tregua para visionar el porvenir. No quiero dejar atrás.

Punto.
No puedo dejar de escribir un punto. Necesito muchos puntos. Libros. Discos. Fotografías. Cuadros que marcaron mi adolescencia y primera juventud (digo primera porque esta adultez me tortura casi). punto. Libros, que en el pequeño departamento, y frente a tanto cachureo de mi otra mitad, no podrán ser adoptados. Un sillón cama que ha hecho interminables las lecturas poéticas en plena actividad del aseo y limpieza. Punto.

Punto.
Pero, ¿dónde guardaré esos recuerdos que no puedo llevar? ¿Qué caja será la precisa? No existe. Y vuelvo. Me planteo. No puedo dejar atrás tanta vida e irme al plano desconocido. No puedo dejar atrás la maldita sensación de fracaso. No puedo dejar atrás, el escuálido tiempo que duran mis sueños.

Punto.
Puedo terminar diciendo que all that you can't leave behind tiene como primera canción a beautiful day, llegará ese día día hermoso!!!

Punto aparte.
Punto final.

jueves, 1 de julio de 2010

De novias y otros pensamientos





En teoría, me quedan unos cincuenta y tantos días de soltería. O en otras palabras: soy una novia. No sé si como todas las novias, creo y espero que no. Mi nerviosidad se ha desgastado en otros pensamientos y no en los típicos avatares de esas que cargan el vestido en la bolsa diaria. No. Ni siquiera tengo el vestido, y me quedan unos cincuenta y tantos días de soltería.

¿Cuáles son los pasos a seguir de toda novia? ¿Cuáles son los ritos previos a la boda? ¿Qué tanto tiempo necesito para planear y organizar la boda de mis sueños? ¿Qué es esto de ser novia? En realidad, no pienso detenerme en estos pensamientos populares, sino inventar un ritmo con más estilo y menos presión... blablabla... ya lo sé: seguramente todas las novias han querido evitar la presión, y sus intentos han sido iguales que sus fracasos... blablabla... soy una más...

Me detengo en los cincuenta y algo días, que si los multiplico por horas que dedicaré a la programación de la boda, se reducen de manera increíble, y entonces, tiendo a desesperarme porque no he trazado los pasos ni los procesos. Sólo tengo un cúmulo de sueños para ese día que, claro, marcará el inicio del resto de mis días. Pienso en los detalles más provocativos para el día: la música afrancesada, al estilo de Jeunet (el director de Amelie), o las flores muy expresionistas, la entrada, la salida, el beso, el baile, los votos...
Siempre miré de lejos el proceso de mis amigas ya casadas (algunas también, ya divorciadas). Aluciné tantas veces con ese vertiginoso ritmo, las pruebas del vestido, la compra de la ropa interior, la visita a lugares, banqueteros, los partes, la torta, los encintados, las argollas, la fiesta, la depilación exclusiva, la ensoñación de la noche de bodas, y tantos, tantos otros detalles para una misma historia. Pero es simple: yo no calzo en tanto modelo paradigmático de una boda. Betty, mi prima brasileña en Alemania, me dice tu boda no es más que decir "sí, quiero"... Y claro, es suficiente querer estar con Rodrigo el resto de mi vida, y en esa suficiencia, entro muy bien en ese odiado modelo de las pruebas del vestido, la compra de la ropa interior, los locales, los banqueteros, la depilación y esos tantos y tantos detalles...
¿Qué es lo que quiere una novia? ¿Realmente querrá todos esos detalles mortales que las hacen vivir al filo de la nerviosidad durante cincuenta y tantos días de su vida? o ¿simplemente un sí, quiero estar contigo el resto de mi vida?
Karina

lunes, 10 de mayo de 2010

Olvidé

Olvidé mencionar otra vez cuánto signficas
Olvidé gritar en tu oído infinitas veces el perdón
Olvidé vengar aquella noche de espasmos y amapolas
Olvidé las palabras con A
Olvidé tu voz cansada de llamar
Olvidé las quinientas reglas ortográficas
Olvidé a Chopin con su Nocturno 9
Olvidé olvidar el palíndromo aquél
Olvidé decirte esta noche una vez más, olvidar!

lunes, 15 de febrero de 2010

El Frustrado


Las luciérnagas de la noche no lograron convencerlo de que ya era hora de dormir. Las amapolas matutinas lo reventaron de dolor a la hora del desayuno. El aire incondicional de la orilla del mar sublimó un momento su quebranto. El ocaso infinito desparramó un destello que no logró conmoverlo. Las gaviotas saturadas de tanta emoción lo envolvieron en cantos lujosos…

Pero aunque infinitas veces mamá lo llamo, él no despertó.

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